No me voy a enrejar, no levantaré el muro ni le pondré puntas, no voy a poner alarma, pese a que hace unos tres años alguien entró a nuestra casa y se llevó algunas monedas y aros y medallas de recuerdo que Carolina guardaba en una cajita. El domingo 4 de febrero a eso de las 16.30, disfrutando de la playa en La Serena, suena el teléfono móvil y Sandra, que se había quedado a cargo de la casa, nos avisa que han robado. Volvemos rapidamente y, afortunadamente, la policía había sorprendido a dos jóvenes que huian con algunos artefactos sustraidos, los que hemos recuperado el mismo día. Los carabineros actuaron con prontitud y se arriesgaron en la captura de dos muchachos de 16 y 17 años que, acompañado por familiares adultos, habían observado casas sin moradores en el sector. Como decía, hemos recuperado lo robado, hoy hemos puesto alarma, sumando otra cuenta a las muchas que nos consumen mes a mes, la más pequeña de las hijas se pone nerviosa y se asusta al llegar la noche.
Por otra parte dos jóvenes, no por primera vez, se ven involucrados en acciones delictuales en las que participan junto a sus familias, es posible que hayan sido encarcelados o sometidos a alguna medida que pretenda reformar sus conductas, sin embargo es probable que vuelvan a reincidir y esto sucederá porque los que trabajamos para que esto no vuelva a suceder lo hacemos armando sistemas que intervienen aisladamente las causas que llevan a familias y grupos de nuestra sociedad a incorporarse a la contracultura de la delincuencia. A lo más, el proceso iniciado pondrá el acento en los jóvenes, pero será más debil en incidir en sus padres y madres, diagnosticando su situación y proponiendo medidas que les posibiliten salir de la actividad delictual. Las políticas públicas de seguridad ciudadana han puesto su acento en la prevención del delito y en la superación de la sensación de inseguridad, no porque me haya tocado, pero ha llegado la hora de intervenir con mayor especificidad y coordinación, especialmente con las familias de jóvenes o adultos infractores de ley que, en muchos casos, sostienen y refuerzan esta condición.