miércoles, octubre 17, 2007

XENOFOBIA EN CHILE

El sábado recien pasado, nuevamente, Argentina nos ganó en un partido de fútbol, esta vez por las eliminatorias para Sudáfrica 2010, los pronosticos, tibiamente, insinuaban que de la mano del técnico argentino Marcelo Bielsa se podría revertir la historia de los encuentros de balompie entre estas dos selecciones. Sin embargo la tendencia se mantuvo, pero bastó que nuestros fubolistas volvieran a casa para que los medios y los hinchas desataran lo peor de nuestro chauvinismo para anunciar que a los peruanos si les ganamos, como deseando venganza sobre un rival que en gran parte del inconsciente colectivo sigue siendo "el enemigo", "el cholo", la nación con la cual nos podemos desquitar, no solo en el deporte. Y, por una cuestión netamente futbolistica, el resultado del enfrentamiento deportivo de 11 contra 11, en 90 minutos de juego fue de 2 a 0 a favor de Chile, esto dió motivo para que algunos jóvenes de este país sudaca, tercermundista pero incorporado a Comunidad Europea como asociado, salieran a las calles de Santiago en busca de ciudadanos peruanos residentes para humillarlos y agredirlos, con vergüenza los ví en un despacho de TV, alegres cantando las peores groserías en contra de nuestros hermanos peruanos que viven aquí, al igual que muchos chilenos en el extranjero, su exilio económico.
Los desplazamientos migratorios no solo producen problemas, llevan consigo riquezas culturales que van permeando a los paises que acogen a quienes se ven obligados a desplazarse, nuestros vecinos tienen defectos como muchos chilenos pero tambien están haciendo un aporte que en algún momento dimensionaremos. Esto, además de las artes culiniarias, en el uso del idioma y en el respeto que los niños peruanos brindan a los adultos, mi esposa, profesora de enseñanza básica en un colegio municipal, ha sido objeto del trato de Maestra que niños y niñas peruanas le brindan cuando le piden una explicación o se dirigen a ella lo cual, me cuenta la ha emocionado.
No somos globalizados por tener más autos circulando, ni más computadores, ni más celulares, somos insulares soberbios arrogantes incapaces de mirar la multiculturalidad y sus posibilidades para el desarrollo humano de esta aldea global.