martes, enero 15, 2019

Reforma a la Ley de Inclusión en Educación en Chile. La Falacia del Mérito Académico

El Gobierno disfraza su intención de reponer la selección en la educación pública con el discurso de reconocer el mérito académico y de esa forma privilegiar el ingreso de los mejores a escuelas y liceos que estarían entregando una educación de calidad superior al resto de los establecimientos. Que entiende el gobierno por mérito académico, se refiere a estudiantes que dentro de su trayectoria educativa tienen mejor rendimiento, con altos promedios de notas y que, muy probablemente, provienen de familias que les apoyan, que hacen un esfuerzo por darles condiciones de seguridad y estímulo para el estudio o son profesionales y acceden a medios que enriquecen sus conocimientos. Esto que describo no es malo, es un gran valor, sin embargo no es la realidad de todas las familias que acceden a la educación pública, en muchas de ellas existen problemáticas de sobrevivencia que limitan mucho las posibilidades de sus niños para tener aquello que llamamos mérito académico, la falta de acompañamiento debido a padres y madres que trabajan extensas jornadas, les privan de apoyo y refuerzo, las vivencias propias de contextos de vulnerabilidad no les permiten ambientes propicios para el desarrollo del lenguaje y de otras habilidades cognitivas. Estos niños de acuerdo a los criterios del gobierno, tienen menos posibilidades de ingresar a escuelas donde podrían beneficiarse de una educación de calidad o del contacto heterogéneo donde podrían verse sometidos a la influencia positiva de otros que llegan con alguna ventaja. Es más, la selección por mérito académico y el mantenimiento de establecimientos de primera, segunda y tercera categoría tiende a profundizar las desigualdades y a eliminar, quizás, la única vía de movilidad social que tienen los sectores más pobres como es la educación. El modelo de postulación y asignación de matrícula que funciona a partir de la Ley de Inclusión aprobada durante el anterior gobierno ha corregido el tema de la selección discriminatoria y ha introducido mayor equidad, es un modelo que funciona en países desarrollados que tienen educación pública de calidad. Tenemos que avanzar para que todos nuestros establecimientos públicos tengan la calidad de los liceos emblemáticos, de excelencia o bicentenario, hay muchos ejemplos que se puede, aún en contextos de mucha pobreza y que por lo tanto cualquier niño o niña chilena tengan un piso similar desde donde enfrentar la educación superior o la vida del trabajo.