La preocupación por tener líderes.
Por estos tiempos y desde hace algunos años se ha hecho muy común
hablar de liderazgo, en el mundo empresarial este es un tema recurrente, lo
mismo pasa en el mundo político, en las organizaciones de distinto tipo, desde
las juntas de vecinos, voluntariados, iglesias e instituciones diversas, se
busca el desarrollo de liderazgos que conduzcan, a estas instancias, hacia el
logro de sus objetivos.
Muchas de las instituciones mencionadas buscan el desarrollo de
liderazgos realizando cursos, talleres, implementando sofisticadas estrategias
y aplicando recetas que posibilitarían, a quienes son objeto de estas
iniciativas, convertirse en líderes. Muchas personas, individualmente, acuden a
una variada y extensa literatura sobre liderazgo con la esperanza de destacarse
entre sus pares, de encontrar éxito emprendiendo, de sobresalir en el trabajo e
incluso ser aceptado por los demás. La mayor parte de las veces estas recetas o
técnicas para desarrollar liderazgos, no logran impulsar a quienes, habiéndolas
escuchado, leído o practicado en situaciones artificiales, intentan ponerlas en
práctica.
Los líderes Positivos
¿dónde están?
Por otra parte, los y las líderes positivos si existen, están por
todas partes, en los barrios, escuelas, universidades, sindicatos, política,
iglesias, grupos de jóvenes o mujeres, son validados por quienes se relacionan
con ellos, a veces ocupan cargos de elección popular o simplemente están
ahí trabajando por el bien común de las
personas. Puede que algunos o algunas de ellos hayan reforzados sus condiciones
o talentos con algún taller o capacitación, sin embargo su condición de
liderazgo es anterior a las recetas o metodologías para hacerse líder.
Liderazgo y Poder.
Muchas veces asociamos el liderazgo con el poder, y pensamos que
para ejercerlo es necesario que el líder tenga alguna fuerza a través de la
cual pueda conducir a sus dirigidos hacía el bien común. La asociación de
liderazgo con poder no necesariamente ha producido desarrollo humano. A lo
largo de la historia, líderes con seguidores
y con fuerza para imponer sus ideas han sido responsables de genocidios,
violaciones de los derechos humanos, destrucción de países, divisiones y
miseria. De todas maneras hay que señalar que, dado que somos una sociedad de
seres imperfectos capaces de las conductas más amorosas y altruistas y a la vez
capaces de las mayores crueldades y atrocidades, muchos liderazgos políticos
necesitan del uso de la fuerza, regulada por la ley, para mantener lo que se
llama orden público.
Sabiduría y Autoridad, características
del Líder Positivo.
Desde una perspectiva de desarrollo humano, inclusivo, solidario y
amoroso, asociamos los liderazgos a dos conceptos vitales e inherentes a
quienes reconocemos como líderes, ellos son sabiduría y autoridad. Entendiendo la sabiduría no como la
acumulación de conocimientos, sino que con el desarrollo de una forma de
entendernos a nosotros mismos, de observar, escuchar, entender a los demás e
incluso ver todo aquello que, en nuestro país y en el mundo atenta contra la
dignidad de las personas y el hogar planetario. El poseedor de esta sabiduría,
que da la vida, es reconocido como sabio, porque su lenguaje y sus acciones son
generadoras de armonía, orientan, movilizan, reconcilian pero también se alzan
para denunciar las injusticias y para anunciar nuevas formas de vida y de
relaciones en la comunidad.
El concepto de autoridad se utiliza muchas veces asociado a quienes
tienen cargos públicos de gobierno en distintos niveles. En realidad la palabra
autoridad deriva del latín auctoritas, que a su vez se deriva de auctor cuya
raíz es augere que significa, aumentar, promover, hacer progresar. Desde el
punto de vista etimológico autoridad es una cualidad creadora de ser, así como
de progreso. Entonces, no solo los que tienen cargos públicos son autoridades,
hay casos en los que se puede tener el cargo y no tener autoridad y,
contrariamente, existen en nuestras comunidades muchas personas hombres y
mujeres que son sabias, a las cuales les reconocemos autoridad porque son
coherentes en lo que piensan, dicen y hacen.
Los liderazgos, la sabiduría y la autoridad no son un privilegio de
una clase, de una elite o de personas con mucha educación formal y títulos.
Existen muchísimas personas que desarrollan trabajos maravillosos para que otros
y otras tengan una vida digna, encuentren bienestar y experimenten la
felicidad.
Los y las líderes, tampoco son personas elegidas que nacen con
condiciones innatas para serlo, todos y todas tienen algo que aportar para
construir una familia, una comunidad, una ciudad, un mundo mejor. Hay personas
que por diversas circunstancias, no han tenido la oportunidad de detenerse a
mirarse por dentro y descubrir la sabiduría que la historia de sus vidas ha ido
atesorando en su interioridad. A veces son necesarios momentos de reflexión, de
escucha, de compartir, para autovalorarse y darse cuenta de las posibilidades
de ejercer un liderazgo positivo en algunos de
los ámbitos en los que transcurren nuestras vidas. Les queremos invitar a vivir
una experiencia personal y comunitaria para mirarse hacia adentro, reconocerse
en todo aquello que nos limita y en todo aquello que nos abre a los demás y al
mundo. Les queremos invitar a
regalarse un tiempo para pensar en lo que nos pasa y compartir con otros y
otras que tienen inquietudes similares.
Les queremos invitar a vivir la felicidad que se experimenta al
transformarnos, ayudar a otros a que lo hagan y a construir un mundo más humano,
desde mi barrio y mi ciudad.