domingo, junio 27, 2010

APARTHEID EN LA EDUCACIÓN CHILENA

Como en “Crónica de Una Muerte Anunciada”, la Educación Pública o Municipal vuelve a ser la víctima del Sistema de Medición de Calidad de la Educación (SIMCE), nuevamente se mantiene la brecha entre la educación particular y la municipal y en la particular se mantienen la diferencia entre la pagada y la subvencionada. Se consolida así una suerte de apartheid al que contribuye esta mala medición y la estigmatización que ella trae consigo para los establecimientos municipales que ven emigrar sus alumnos al sistema particular subvencionado. Los discursos y las medidas anunciadas por las autoridades incentivan la segregación y profundizan las diferencias, ahora entre los más desposeídos que en su mayoría acuden a escuelas municipales.


El SIMCE, creado con una sana intención responde a la necesidad de medir resultados para introducir modificaciones al sistema educacional para que este cumpla con sus objetivos y entregue un servicio de calidad sin embargo su aplicación por igual a estudiantes de distintas condiciones socioeconómicas ha institucionalizado las diferencias, colocando a la educación municipal como un sinónimo de fracaso, generando bajas expectativas en los docentes respecto del futuro de sus alumnos y una gran incertidumbre en las familias que buscan emigrar de ella. Las medidas anunciadas en el sentido de publicar mapas marcando escuelas con rojo, amarillo y verde, destacando resultados finales de las pruebas de contenidos sin tomar en cuenta grados de avances, más allá del nivel comparado con otros colegios, u otras variables de logro que sin ser medidas con notas o puntajes tienen incidencia importante en la predicción que se podría hacer sobre el desarrollo que un niño, niña o adolescente puede llegar a tener, tienden a seguir profundizando las graves diferencias condenando a los más pobres a no acceder a la movilidad social por no poder acceder a una educación de calidad.

Se ha propuesto y ya está en marcha la creación de liceos de excelencia donde los alumnos más aventajados de la educación municipal se concentren para que desde allí, segregadamente, puedan acceder a una educación de calidad de un nivel superior. Seguramente las notas y exámenes de admisión serán las barreras a sortear para ingresar a estos liceos, nuevamente los más desfavorecidos quedarán fuera de la posibilidad de una educación de calidad porque, generalmente, detrás de alumnos de enseñanza básica con mal rendimiento suelen haber padres ausentes, madres que trabajan o adultos que no ejercen sus roles parentales en forma sana, lo que no se considera al momento de motivar o evaluar sus logros escolares. Estos alumnos con una desventaja inicial la mantendrán en la medida en que se verán privados de la beneficiosa influencia de compañeros aventajados que pueden desarrollar liderazgos y tutorías de apoyo como se usa en algunos colegios.

Hacen falta propuestas serias, basadas en evidencia comprobada, que generen condiciones para mejorar la calidad de la educación de los niños, niñas y adolescentes de los sectores más pobres sin perpetuar las odiosas discriminaciones negativas que nuestro sistema escolar ha profundizado.