miércoles, octubre 05, 2005

Cambio climático global y globalización de la conciencia ecológica.

Hace unos días, a próposito de fenómenos climáticos, inusuales para esta época del año, en Chile, Franco Queirolo se preguntaba si estos corresponderían a lo que se ha llamado calentamiento global, yo, desde una mirada también global, le respondí que era muy probable y que estas eran las consecuencias de un modelo económico depredador que no se sumaba a los acuerdos de Kyoto y cuyos adalides eran Estados Unidos y China. A la vuelta de unos días, he interiorizado la duda de Franco y me pregunto acerca de las responsabilidades personales que cada uno de nosotros debe asumir en la destrucción del habitat natural que nos ha sostenido hasta ahora y que hoy amenaza con aniquilarnos. Hace un tiempo escuche decir que había que pensar global pero que había que actuar local y si uno, rapidamente como en google earth, se devuelve desde China hasta la manzana donde vive se podrá dar cuenta que es necesario actuar en su comunidad, donde los efectos destructivos del modelo se verifican día a día. Nuestras prácticas personales en temas tan domesticos como el manejo de la basura o la emisión de gases contaminantes por la calefacción que usamos, así como las políticas locales respecto de los desechos industriales son el talón de Aquiles de nuestro crecimiento, casi desarrollo. Se hace necesario el desarrollo de una conciencia ecológica que, a partir de una convicción personal, vaya afectando a las comunidades mediante prácticas que tiendan a mostrar mejorías en la calidad de vida de las personas, de la flora y de la fauna que coexisten en nuestros espacios urbanos y rurales. Al respecto, además de los esfuerzos que pueden hacer las organizaciones comunitarias, los gobiernos locales y las instituciones de Estado, las escuelas son un terreno fertil donde sembrar las semillas de una conciencia ecológica que no se quede en el discurso sino que, a través de ejemplos prácticos y significativos, vaya formando ciudadanos conscientes de la importancia de las relaciones armónicas que deben darse entre las personas, el medio y los demás participantes del habitat natural a nuestra disposición y cuidado.
Consejos ecológicos locales como los que han surgido en ciudades como Valparaíso, Quilpué o Viña del Mar pueden abrir el debate y las acciones para fortalecer el cuidado de nuetro entorno y denuciar a quienes por acción u omisión no respetan el derecho que tenemos todos a una vida sana.

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