miércoles, marzo 07, 2007

GABRIEL GARCÍA MARQUEZ - LOS BEATLES

Así es: la única nostalgia común que uno tiene con sus hijos son las
canciones de los Beatles. Cada quien por motivos distintos, desde luego, y
con un dolor distinto, como ocurre siempre con la poesía. Yo no olvidaré
aquel día memorable de 1963, en México, cuando oí por primera vez de un
modo consciente una canción de los Beatles. A partir de entonces descubrí
que el universo estaba contaminado por ellos. En nuestra casa de San
Angel, donde apenas si teníamos donde sentarnos, había solo dos discos:
una selección de preludios de Debussy y el primer disco de los Beatles.
Por toda la ciudad, a toda hora, se escuchaba un grito de muchedumbres;
“Help, I need somebody”. Alguien volvió a plantear por esa época el viejo
tema de que los músicos mejores son los de la segunda letra del catálogo:
Bach, Beethoven, Brahms y Bartok. Alguien volvió a decir la misma tontería
de siempre: que se incluyera a Bosart. Alvaro Mutis, que como todo gran
erudito de la música tiene una debilidad irremediable por los ladrillos
sinfónicos, insistía en incluir a Bruckner. Otro trataba de repetir otra
vez la batalla a favor de Berlioz, que yo libraba en contra porque no
podía superar la superstición de que es oiseau de malheur, es decir,
pájaro de mal agüero. En cambio, me empeñe, desde entonces, en incluir a
los Beatles. Emilio García Riera, que estaba de acuerdo conmigo y que es
un critico e historiador de cine con una lucidez un poco sobrenatural,
sobre todo después del segundo trago, me dijo por esos días: “Oigo a los
Beatles con un cierto miedo, porque siento que me voy a acordar de ellos
por todo el resto de mi vida”. Es el único caso que conozco de alguien con
bastante clarividencia para darse cuenta de que estaba viviendo el
nacimiento de sus nostalgias. Uno entraba entonces en el estudio de Carlos
Fuentes, y lo encontraba escribiendo a maquina con un solo dedo de una
sola mano, como lo ha hecho siempre, en medio de una densa nube de humo y
aislado de los horrores del universo con la música de los Beatles a todo
volumen.
(....)
Esta tarde, pensando todo esto frente a una ventana lúgubre donde cae la
nieve, con mas de cincuenta años encima y todavía sin saber muy bien quien
soy, ni que carajos hago aquí, tengo la impresión de que el mundo fue
igual desde mi nacimiento hasta que los Beatles empezaron a cantar. Todo
cambio entonces. Los hombres se dejaron crecer el cabello y la barba, las
mujeres aprendieron a desnudarse con naturalidad, cambió el modo de vestir
y de amar, y se inicio la liberación del sexo y otras drogas para soñar.
Fueron los años fragorosos de la guerra de Vietnam y la rebelión
universitaria. Pero, sobre todo, fue el duro aprendizaje de una relación
distinta entre los padres e hijos, el principio de un nuevo dialogo entre
ellos que había parecido imposible durante siglos.
16 de Diciembre de 1980
(Extractado de Notas de prensa 1980 – 1984)

No hay comentarios.: