martes, mayo 22, 2007

Educación de Calidad para Quienes no Tienen Calidad de Vida

La Presidenta de Chile en su cuenta anual ha anunciado una inyección de 650 millones de dólares al sistema de educación pública. Este dinero debería ayudar a mejorar la calidad de la educación de los más pobres de este país donde las desigualdades se acentúan cada día más. La verdad es que, desde 1990 a la fecha, los recursos que el Estado de Chile, so pretexto de mejorar la calidad de la educación, ha invertido, superan largamente lo anunciado por la Presidenta y los resultados de este millonario aporte se cuentan decrecientemente en cada medición. El sector público con la resistencia de los docentes ha implementado un sinnúmero de programas que se han dirigido a intervenir sobre las problemáticas biosicosociales que afectan a los estudiantes de los sectores más carenciados y en este aspecto del problema vemos avances en temas que tienen que ver con alimentación, utiles escolares, inclusión, prevención del consumo de drogas, incorporación de las familias en parte de la gestión escolar, atención de salud y otras. Por otra parte bibliotecas de aula, computadores, centros de recursos de aprendizaje, textos escolares, perfeccionamiento docente no han incidido en el punto medular del sistema: los aprendizajes.
Un sistema educacional, hoy en día, que atiende a los niños, niñas y jóvenes más pobres, no puede conformarse con tratar de abordar las problemáticas afectivas de sus estudiantes y ni siquera limitarse a estimular el ingreso al mundo del trabajo de mala calidad o mal remunerado, como suele suceder con gran parte de de la educación técnico profesional que insiste en carreras u oficios que ni siquiera tiene demanda en el mercado laboral. Un sistema educacional que, atendiendo a los más pobres, pretende incorporar equidad para sus estudiantes al momento de que estos ingresen al mercado laboral o lo hagan a la educación superior no puede dejar de lado la responsabilidad sobre los aprendizajes, la pobreza de los estudiantes de la educación pública no puede seguir siendo la excusa para el gobierno, los municipios y los docentes frente a los paupérrimos resultados exhibidos. Solamente con conocimientos sólidos, logrados en clases con metodologías innovadoras y pertinentes para el tipo de alumnos que acceden a la educación municipal, estos podrán insertarse con éxito en la sociedad del conocimiento, las disculpas solo agravan la falta y perpetúan la marginalidad con todas las consecuencias que, a diario, nos toca observar. Pueda ser que los recursos anunciados por la Presidenta se inviertan en la línea correcta, es decir en asegurar la presencia en el sistema de los mejores docentes para atender a una población escolar que requiere de una especialización de la que muchos, hoy, carececen.

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