domingo, diciembre 30, 2007

Dos Despedidas en el 2007

En el año que se va se fueron de nuestra historia dos mujeres extraordinarias que nos marcaron con su testimonio de vida a quienes tuvimos la oportunidad de compartir con ellas historias de lucha y esperanzas, durante la dictadura militar, en la comuna de Villa Alemana. La primera en dejarnos a los 84 años de vida fue la señorita Georgina Barudy, militante de la Democracia Cristiana, devota del Sagrado Corazón, feligresa de la parroquia San Felipe Neri lo que no la convirtió nunca en una beata de claustro, al revés, fue siempre una militante por la vida en un tiempo en que esta era atropellada por quienes habían arrebatado la soberanía al pueblo. Georgina fue fundadora de la Comisión Chilena de Derechos Humanos en Villa Alemana, abrió su casa para que todos aquellos jóvenes que necesitiban de un espacio para organizarse, lo pudieran hacer. En su casa cantabamos, rezabamos, escribiamos y haciamos tiempo para que llegada la noche algunos partieran a realizar alguna acción de propaganda contra el regimen. Las manifestaciones públicas, escasas en un tiempo en el que había mucho miedo, no dejaron nunca de tenerla a ella como protagonista al frente de marchas por la vida, contra la CNI, contra la tortura, su consecuencia y energía eran un desafío para los más jóvenes. Cuando la cesantía y el hambre atacaban a las familias más pobres, y la protección social del Estado no existía, ella motivaba a familias de la comuna para que acogieran en sus casas a niños de escuelas municipales recibiéndolos para almorzar todos los días. Georgina entendió y vivió el Evangelio más allá de los sectarismos, sencillamente, sin vanagloriarse de ello y así como vivió, se fué un día de este año 2007.
Cecilia Hernández era una de las tantas jóvenes que fueron acogidas en la casa de Georgina, allí Cecilia reafirmó su compromiso con la justicia social y se hizo militante de la causa de la vida, compartiendo el ambiente fraterno que congregaba a jóvenes y no tan jóvenes en casa de Georgina, Cecilia también entendió el Evangelio como un imperativo de actuar en favor de los perseguidos e ingresó a la universidad para proyectar, a través de la profesión docente, su aporte a la construcción de una sociedad más justa. El 22 de diciembre despues de un doloroso cáncer, Cecilia pasó por la muerte para reencontrarse en la vida definitiva con Georgina, a ambas las despedimos con una pena serena, confortados por haber tenido la posibilidad de caminar junto a ellas o mejor dicho detrás, porque las dos iban a la vanguardia librando batallas en luchas que aún no terminan y que esperan a los que debieramos ocupar sus lugares.
Adios hermanas y compañeras, hasta siempre.

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