domingo, octubre 16, 2005

Alberto Hurtado, su visión política.

Hace unos días me emocioné al ver en la televisión una entrevista a Juan Imilan que viajará en los próximos días a Ciudad del Vaticano para representar a los trabajadores chilenos y a las familias de este país, junto a su esposa, en la canonización de Alberto Hurtado C. S.J. Mi emoción fue por partida doble, primero Juan se presentaba como seguidor de las enseñanzas del Padre Hurtado en el ámbito sindical y, de hecho, el ha recorrido el país en tiempos de dictadura y de democracia formando dirigentes sindicales y sociales que se han comprometido con la justicia social además, fuera de predicar un Reino de Justicia, Juan y su esposa han dedicado sus vidas a acoger en su hogar a niños del Hogar de Cristo testimoniando así la consecuencia del que merece ser llamado cristiano. En segundo lugar viví una gran alegría al recordar las labores que, en la acción sindical, me tocó compartir con Juan desde la Pastoral Obrera en aquellos años de persecución a los trabajadores que se organizaban para defender sus derechos. La presencia de Juan y otros representantes de pobladores, campesinos y obreros de este país en el Vaticano representa la alegría de muchos, por este santo que, más allá de los requisitos canónicos, ha surgido desde un pueblo que no ha olvidado a este profeta de la justicia social, criticado por los mismos sectores que hoy aplauden su canonización.
A continuación reproduzco parte del editorial de la última revista Mensaje, fundada por el mismo y citas textuales de su pensamiento social publicadas en El Mercurio.

Alberto Hurtado es santo de un modo particular porque supo vivir con intensidad y nuevas luces la dialéctica evangélica que va y viene de lo particular a lo universal. Del mal que sufre una persona a la estructura que favorece ese mal. De la atención personal, cercana, digna, del necesitado a la búsqueda de soluciones a los grandes problemas de la nación. Su ‘sentido social’ es de esta manera original. Se adelanta varias décadas a lo que la Iglesia latinoamericana denunciará en Medellín y Puebla como pecado social y estructuras injustas. Ya siendo universitario visita asiduamente a personas concretas en un conventillo de Santiago pero, al mismo tiempo, se ocupa de la legislación de los trabajadores de casas particulares en su tesis de derecho. Busca con ansias, como consta en sus cartas, vivir la experiencia de un obrero y crea la Acción Sindical Chilena (ASICH) para dar una formación a los asalariados que les permita defender sus derechos. Recoge niños abandonados y funda Mensaje también para que contribuya en la búsqueda de soluciones a los problemas de Chile. Quizás en este devenir de lo particular a lo universal esté el secreto de su eficacia y de lo monumental de su obra. Una visita de Dios a nuestra patria que vio en cada pobre a Cristo y quiso también cambiar esas estructuras de pecado que lo mantenían en la pobreza.
MensajeOctubre de 2005


"Para que el cristiano pueda cumplir su misión regeneradora tiene que tomar una posición heroica, salir de su concepción burguesa, que es la antítesis de la primera; en otros términos, tiene que tomar al pie de la letra las enseñanzas totalitarias de Cristo",

Llamado a que la Iglesia "recupere" a los obreros: "La dificultad más seria de este avance social proviene del hecho de que el pueblo tiene íntima convicción de que sólo puede esperar de los marxistas las verdaderas conquistas sociales, las que desproletarizan las masas. No ven un interés sincero en los patrones ni en la mayoría de los católicos para cambiar su situación miserable. El clero, aun los obispos, aparecen al pueblo como demasiado ligados con el capitalismo".

"Las actitudes sociales de los católicos parecen más bien orientadas a impedir el avance comunista que a desproletarizar las masas".

Al final queda resonando la pregunta que nos hiciera en su tiempo este hombre santo ¿Es Chile un país católico?

No hay comentarios.: